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Oh, palabras
no,/ porque todo está vivo: el asombro,
el esplendor,/
el éxtasis,/ el crimen.
Herberto Helder
Mejor que
las palabras, bofetada. Surcos de garras roturando carne. Mejor el delator dolo
del beso. Las como sierpes crines infinitas. La carcajada ácrata del loco sobre
los glaucos rostros de los cautos. Mejor la álgida fístula del éxtasis.
Trepanación o grito. Asma en borborigmos entre belfos. Mucho mejor la espada.
La glotis expatriada. El sí de la sonrisa (por qué no). Letal el latigazo del
áspid sobre armiño. Parca la piedra pura sudando su aridez. Mejor. Mucho mejor
que un verso que no posa, que no arde si yesca, querubín rococó que tose
tísico. Miren mudos el río. Moren en ese orden hasta que espasmos habiten cual
ácimo pan todo el silencio. Abrásense la lengua en su nonsense. Esto no tiene
nombre. Mejor segar de un tajo los dos ojos antes que descifrar, o en un
incesto inútil, decir flor.
(Confiram mais poemas de Victor Sosa na edição de agosto da Zunái)
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